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Objetivos

Dar a conocer la historia de Miguel Esteban
Catalogación de los bienes culturales, etnográficos e históricos del pueblo, así como su conservación y difusión por medio de exposiciones, debates, museos y publicaciones.
Recopilación de los textos históricos, literarios, fuentes documentales etc... de Miguel Esteban o allí donde aparezcan.
Recreación de acontecimientos históricos. Inserción de la Historia local en la historia de la comarca y regional a través de congresos de historiadores.

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EL MIRABEL II


viernes, 16 de octubre de 2015

« sin comentarios»

SINOPSIS

En este capítulo hablaremos sobre los comendadores de El Mirabel, unos 18, y de sus obligaciones  para con Miguel Esteban, que casi nunca cumplían; así como del alejamiento progresivo del comendador de vivir en la villa, de la pérdida de rentas y de obligaciones de la encomienda.  Originando en muchas ocasiones tensiones sociales y pleitos que durarán años.
Como colofón hablaremos del fin de la encomienda de el Mirabel con la desamortización, y de la importancia de su monte como medio para pagar impuestos al rey ( se intentarán talar más de 6000 encinas)

COMENDADORES



  1. Juan de Villaseñor,  “El  Comendador”  (1464)
Primer comendador del que tenemos datos.  El molino de Villaseñor, tal vez por él  pasará a llamarse de “El Comendador”.
  1. Juan de la Panda (1478)
No cuidaba bien la encomienda, le obligaron a cubrir el horno; comendador voraz a la hora de pedir todos los impuestos, mientras el pueblo se quedaba vacío y los sacerdotes vendían las tierras de la iglesia, este comendador no dudó en pleitear por todo.
  1. Pedro Zapata,“ El Galán” (1490)
Declarado “incompetente” por ser menor de edad. En 1498 Montesclaros es Mayordomo de Pedro Zapata y en 1499 el Mayordomo de la Iglesia que lleva la encomienda de El Mirabel es un Villaseñor .
  1. Juan Collado (1530)
Caballero de la Orden de Santiago, comendador de Ocaña, secretario y Contador del Maestre Don Alonso de Cárdenas y después Secretario de los Reyes Católicos para las cosas de la Orden, tenía la encomienda de Ocaña a la que se le añadirá la de El Mirabel. Fundó mayorazgo en Corral de Almaguer, lugar de residencia antes de 1530.
  1. Diego de Lodeña (1541 -1543)
Gentilhombre de Carlos V y su Acemilero Mayor, el título de comendador se le concedió en Ratisbona, en el año 1541, y ocupó el cargo hasta el año 1543, en que falleció en Augusta en servicio real.
  1. Don Gaspar de Quiñones ( desde junio de 1551 hasta el año 1562)
Caballero que participó con destreza en las Justas y torneos que se estilaban en la época, de parentesco directo  con los condes de Luna y familia Alba, sus familiares de primer orden tendrán también la encomienda de Ocaña.
A su muerte Diego López de Medrano administra la encomienda que delega a su vez en Diego de Alarcón natural de Ocaña y este cede su cargo a Pedro de Acuña.
  1. Don Pedro Vélez de Guevara ( 1562)
Tercer señor de la villa de Salinas del cual se reconoce que por méritos tanto de su padre (capitán de Gante) como suyos propios, se le debe premiar.En esta época se hace un inventario de las posesiones que  tiene  la encomienda.
  1. Don Iñigo Vélez de Guevara y Tassis (1591)
Hijo del anterior,  llegaría a ser Conde de  Oñate y de Villamedina, Grande de Castilla (sólo había 25 en toda España), Presidente de las Órdenes Militares y de los Consejos de Estado y Guerra de Felipe IV, Embajador en Alemania, Roma y Saboya,  Señor de Salinillas.
  1. Don Andrés Velázquez de Velasco (13 de agosto de 1611)
Señor de las villas de Villavaquerín y Sinova, del Consejo de Guerra de S.M. y del secreto de Milán, Gobernador de las Galeras de España y Superintendente General de las inteligencias secretas, no se refieren en su célula qué motivos o hechos realizó para merecer dicha encomienda.
  1. Don Carlos Roma  (28 de noviembre de  1627)
Caballero de Campo, obtuvo la Encomienda en Administración y por título el 28 de noviembre de  1627, en que está inserto el Breve en que para ello dispensó el propio Papa Urbano VIII.
  1. Don Carlos Guasco.
Se la otorgó Felipe IV por sus muchos servicios, pero murió sin  formalizar el papeleo.
  1. Don Francisco González de la Hoz (desde 1653)
Caballero de la Orden, por merced de Felipe IV, se le otorgó como premio por la recuperación del castillo de Flix en el año 1652.
  1. Don José de Larreategui  (desde el  5- 11- 1672 hasta el  27-4-1675)
Sargento General de Batalla en los ejércitos de  S.M.,  Teniente General de su caballería en el de Extremadura, Caballero de la Orden y administrador con goce de la encomienda de Alcolea en la de Calatrava.
  1. Don Antonio Juan de Benavides y Guerrea
Caballero de la Orden, Gobernador de Mérida y Ocaña.
  1. Bartolomé de Alagón y Pimentel
No sabemos si él fue el comendador, se sabe que era el que cobraba las rentas ya que según Benavides “había tomado las armas en Aragón a favor de los enemigos…. Hizo fuga de estos reinos”
  1. Melchor de Solís y Gante (1718-1752)
Duque de Astrito y Marqués de Valladares
  1. Francisco González de Basecourt, Conde del Asalto
Capitán de las Guardias españolas. Su título se le concedió en Cuba por la defensa que hizo del Castillo del Morro en La Habana diezmando al ejército inglés junto a su hermano, el cual perdió la vida.
  1. Antonio María de Roxas y Díaz (1795)
Primer teniente de Granaderos de Reales Guardias de Infantería Española. Al acabar la Guerra contra los franceses era Mariscal de Campo.


PLEITOS

Durante los 400 años que más o menos existió la encomienda de El Mirabel, se produjeron pleitos por distintos motivos:
Por negativa de los comendadores a pagar sus obligaciones
En 1480 se constata que el comendador de El Mirabel no ha pagado las anatas.
Entre 1494 y 1537, se reclama el pago de la décima al convento de Uclés así como la Lanza.
Los vacíos jurídicos eran también aprovechados, por ejemplo el calificativo de “Incompetente”  lo recibían los herederos de las rentas de la encomienda, por ejemplo un niño de 5 años o una viuda, al no ser comendadores era difícil saber a quién cobrarle, se pide al rey aclarar situaciones como esta.
Entre 1605-1606 de las 18 encomiendas del partido de Ocaña 5 no pagaban ni limosna ni lanzas;Ej.
el Conde de Oñate, Don Iñigo Vélez de Guevara  en 1603:  “…el cual no ha residido, ni dado la limosna, que es embajador en Saboya“.


Por falta de cobranza de los impuestos que debe tener el comendador
En 1478 se pleitea por el pie de altar de la iglesia de Miguel Esteban y por la distribución de esta renta.
En 1494-1537 se pleiteó por el uso y cobro de rentas de los hornos de Mota del Cuervo.
En 1562-1575 Pedro Vélez Guevara reclama la propiedad de los montes el Chaparral y Mirabel.
Algunas de las encomiendas fraudulentas fueron: Bastimientos de Castilla, que recibía dinero de Miguel Esteban y en el año 1660 a doña Ana de Múxica viuda de don Agustín Bustos se le pedirán 269.309 mrv ya que no pagaba desde 1652. Otra será la encomienda de Campo de Criptana que tendría la familia Arias y que ocupaban el cargo de notario de la inquisición. La de Socuéllamos y Monreal…
Pleitos por la explotación de los montes
Tala clandestina  
Durante estos años la talas descontroladas dentro de los montes de la encomienda, para conseguir leña eran inevitables, juicios documentados tenemos en 1494 con El Toboso y volvemos a tenerlos en 1531.
Hay constancia escrita de que en 1554 Pedro de Acuña recorre los pueblos de la comarca avisando de la subida de las multas por la tala de árboles en los montes de Miguel Esteban. Hasta ese momento el importe de las multas en nuestro pueblo era de menor cuantía y la gente del pueblo y de pueblos aledaños solían talar allí..
Doscientos años más tarde tenemos documentado un pleito en el Monte de la Aldea entre vecinos de Campo de Criptana y el alguacil de Miguel Esteban, que  ilustra la situación:
“1762, el alguacil escondido observa la llegada de  unas diez personas que acompañados de un carro recogen leña, este al verse sólo acude en ayuda a Miguel Esteban, posteriormente de forma sigilosa les cogen por sorpresa y golpean duramente en la cabeza a uno de ellos escalabrándolo, el resto huye por miedo”
Sin embargo parece ser que la mayor parte de las multas se realizaban en el Monte de El Mirabel sobre vecinos de La Puebla de Almoradiel, según el inventario del archivo municipal (1763) se extraen los siguientes datos:
Año
nº de multas.
1601
10
1628
28
1629
16
1633
13
1634
31
  
También se sabe que las multas las cobraba el consejo municipal, 92 reales por multa a la gente de fuera del pueblo y menos a los del pueblo; se tiene constancia de que a Juan Mora, vecino de la villa, se le cobran 18 reales por traer un carro de raíces del monte de El Mirabel a repartir entre el consejo y el juez denunciante (fueron los propios vecinos de Miguel Esteban quienes le denunciaron). Tenemos conocimiento de otro caso documentado que sucede en 1579,  la tala la hace Cristóbal Muñoz, el cual  acaba herido.   


Tala para satisfacer al Rey


      En 1576 el poder judicial para casos civiles y criminales pasa a Ocaña dejando a los alcaldes ordinarios sin esta atribución. En el privilegio de 1576 se limita el poder de los hidalgos debido al abuso que ejercían sobre los pobres.  Solían denunciarlos  y al no poder costearse su defensa se les arrestaba y encarcelaba, pasando posteriormente a expropiar los bienes para costear el sueldo del alguacil y del proceso judicial.  Al ostentar estos cargos los hidalgos, se confabularon para denunciar a los pobres por calumnias u otros delitos, y al ser casi todos los hidalgos de la comarca familia solían ganar los juicios, (caso descrito de Agustín Muñoz).  
    En 1592 hubo un pleito entre  Iñigo Vélez, comendador de El Mirabel y conde de Oñate contra el concejo. Se lee que desde 1582, aproximadamente, el rey concedió a Miguel Esteban la potestad, arrebatada seis años antes, para que sus alcaldes pudieran  juzgar a los vecinos por lo criminal y lo civil, además le daba la potestad de poder arrendar la leña y las yerbas del monte de El Mirabel y  de la Aldea al concejo de Miguel Esteban para que así tuvieran las posibilidad de recaudar 858 ducados.
En estos años se reunió a los pueblos comarcanos en Concejo Abierto desde Miguel Esteban para conocer la propiedad de los montes.  Acuden con 5 vecinos de Miguel Esteban, 5 de El Toboso, 12 de Quintanar de la Orden y 8 de Criptana, todo ello supervisado por Juan de Huelva, contador de la Mesa Maestral, arrendando al final los montes citados a Doña Francisca Sánchez, vecina de Villacañas, por lo que consiguieron algo más de 102.000 mr. En estos pleitos es cuando se comienza a hablar de la potestad del municipio para poder gestionar la recogida de la bellota, que si en un principio era pagada pasará a ser de “valde” y que perdurará y se escribirá en el catastro de Ensenada.
     En 1609 se padeció una plaga de langosta y se vendió la leña de los montes para poder pagar al rey las rentas, ya que lo que había en el pósito se repartió entre los habitantes por orden de Francisco Vázquez de Acuña, hipotecando los propios(bienes del Concejo) de 1598 a 1610.
    En 1616 hubo una crisis originada por la falta de agua y la plaga de la langosta que hace que se ejecuten censos sobre los bienes de propios.
    En 1617 el Consejo  reconoce un censo a favor del comendador de 182.798 mrs que daba de réditos al comendador 9139 mrs y que se pagará en dos veces, la primera en el mes de febrero y la segunda en el mes de agosto; si no lo pagan el consejo se compromete a pagar 500mrs por día a la persona que se desplace al pueblo a cobrarlo, la distancia la medirán en dos leguas por día (unos 11 km.)
    En 1625 Felipe IV autoriza cortar 500 encinas para poder pagar los nuevos repartimientos.
    En 1638 recortan 6000 pies de encina por 1500 reales para poder pagar al rey.
    En 1652 hay una  real provisión refutándola Francisco de Quevedo, por la que se le concede al consejo la facultad de desmontar y limpiar el monte de El Mirabel según las leyes del reino.
  El 19 de Junio de 1664 se pide a Miguel Esteban vender 100 carros de leña por 700 reales de vellón para el ejército de Extremadura y sufragar los cuatro tercios (militares)  fijos.
En consejo abierto Juan Martínez de Gregorio, Antón Muñoz, Don Luis de Alarcón, Miguel  Palomares y Cristóbal Muñoz de Antonio declaran que son  suyos los montes de El Mirabel, El Coto y  de la Aldea, y por tanto no poder cumplir lo pedido.


Recogida de bellotas
Desde 1576 el rey concedió la facultad de recoger la bellota a los habitantes de Miguel Esteban. Esta cláusula estaba dentro de una cédula real otorgada por Felipe II a cambio de 85.000 maravedíes.Otros privilegios en la cédula real serían la limitación del poder del gobernador y facultad de juzgar en primera instancia en Miguel Esteban.
   El caso mejor documentado es el de Agustín Muñoz, que en 1581 mientras recogía bellota en el monte de  El Mirabel fue apedreado por el regidor y el alguacil de la villa, señores Andrés Carrión y Cristóbal Mendoza, siendo herido y pasando meses en cama (por la que pagó 5 ducados al médico), sin pagar los agresores costa alguna. Cuando denunció a los malhechores, salieron a los 12 días de la cárcel de Quintanar por “falta de espacio”. Esta resolución no se pudo recurrir a Granada por falta de caudales, así que éstos (los agresores) se vengaron denunciándolo ante la Inquisición por expresiones injuriosas.  
Pleitos por la intromisión de ganados y problemas con los agricultores
  Serán los más abundantes, el más importante es el que desarrollarán los Martínez Espinal y el Conde del Asalto.
A partir de 1720 el comendador vuelve a invertir en la encomienda,  aparece en los documentos la casa Quinto el Raso como lugar de ganado y salino. El conflicto se originó como consecuencia del cierre de los montes ya que sólo se dejaba pastar a rebaños  menores de 30 cabezas durante siete semanas, desde agosto y sólo  a los ganados de la casa de Mayor Señal, en este caso, a  los Martínez Espinal.
  En 1740 los agricultores comienzan a limpiar y a hacer claros en el monte de El Mirabel y El Chaparral y  la situación es tan grave que en 1751 hay un auto que obliga a repoblar el monte de El Chaparral.
En 1748 se hace un informe sobre las posesiones y delimitaciones de la encomienda por parte del contador de su Majestad para las medias Anatas.
    En 1756 se arrendará el monte por 8 años a los agricultores siempre que respeten los árboles plantados.
Arrendamiento que se volverá a hacer en 1764.  En este año se sabe que ya no hay guarda para el monte. Del último guarda del que tenemos datos es de Juan Francisco Mayo  1763.


El problema fue el hecho de que en 1761 por medio de una Real Facultad la encomienda había repartido tierras para la labor del trigo.
En aquellos años Juan Manuel de Garay y Francisco Muñoz, cuñados ambos, cedían a los agricultores tierras a cambio de limpiarlas de raíces  y cepas de encina  para que volvieran a salir nuevos chaparros.  Los encargados de la encomienda, Juan Manuel y Francisco,  dijeron a los vecinos que si no se limpiaba bien las tierras no se arrendarían, quedando así el monte limpio de las encinas viejas. A esto hay que sumar los destrozos que hacían los ganados vecinos de La Puebla, en El Chaparral y El Mirabel, que dejaron las plantas de bellotas destrozadas (unas cien encinas) en el 1751.
  Ante esta situación cada parte implicada reacciona de una manera distinta para velar por sus intereses:


  El comendador reclama ser él quien pueda disponer de sus tierras como quiera y es gustoso de arrendar las tierras al vecino de La Puebla, así como de repartir tierras a los labradores si las limpian de matorrales, cepas de encinas,…
   El consejo actúa de otra manera y reclama ser la institución que históricamente ha vigilado los montes, ha repartido el uso de los montes entre sus vecinos y para el ganadero de Mayor Señal   (7 semanas desde agosto y después de balde para aquellos vecinos que quieran llevar su ganado hasta un máximo de 30 cabezas).
    Además ellos alegan que el destrozo que se está ocasionando en los montes sin su consentimiento ha inutilizado los árboles que estaban naciendo para usarlos en unos años para el carboneo.


  Los agricultores, a pesar del endurecimiento de las condiciones para acceder a una parcela de tierra y de la inseguridad jurídica lo ven con buenos ojos. Sólo cuando en 1768 la mala cosecha impida pagar los censos, será cuando se amotinen encabezados por Blas Muñoz Caravaca, Comisario de la Inquisición en Miguel Esteban.
 
  Los ganaderos, casi todos ellos de las familias más pudientes, no opinaban igual, ven cómo los derechos históricos en el Quinto el Raso se incumplen y les perjudica la decisión del comendador de arrendar a Ortiz Villajos el derecho de pasto y de yerbas;arrendamiento que empezó en julio y del que no se había ido en diciembre; superando con creces las siete semanas que solían estar los ganados de Mayor Señal. Había llevado a cada monte un rebaño de cerdos, unos 70 entre dos pastores, y luego se distribuyó en dos rebaños de unas 250 cabezas primales en El Chaparral , y en el Mirabel  borregos; todos ellos a cargo del mayoral Francisco Rubio, vecino de La Puebla, dejando a los ganaderos locales sin tierras para pastar.
    Estos apelaban a las leyes de Montes y Plantíos del reino para prohibir el uso de las tierras y recuperar la arboleda.
   En el expediente también se quejan de que usaran el agua y el abrevadero que había al comenzar el camino de la Botifuera junto al camino Villacañas y La Puebla de Don Fadrique..


     En un principio ganará el juicio el Consejo, pero el recurso hecho por el comendador al Consejo de Castilla prosperará y sólo le obligarán al comendador a que replante las tierras de bellota nueva.
  Del testimonio de Pedro de Acuña en 1767, alcalde de Miguel Esteban, se recoge la idea de que al estar la casa de la encomienda vacía, no haber guarda, etc. se están perdiendo rentas así como se adquirió el derecho del uso de la bellota en tiempos pasados por parte del pueblo.
  Al final se cerrarán los montes y sí se condenará a Villajos a pagar los daños ocasionados en los montes y en algunas siembras de centeno.
  La vida siguió en la villa con problemas de rentas que afectaron a agricultores como a Gabriel Gómez Morales que no pudo cumplir con sus obligaciones con el censo contraído a cambio de recaudar parte de los impuestos en 1776 y debió de vender tierras y carro.
    El empeño por conseguir tierras no cesó, los labradores habían conseguido que la Mesa Maestral (Planos en los que se mide las tierras para cultivar trigo) arrendara algunas tierras por medio de censos a agricultores de Miguel Esteban; dichos censos los administraba la Inquisición de Cuenca y  casi todas las tierras estaban en el paraje conocido como El Coto, donde se documenta el hallazgo de restos medievales.  
Fue tan grande el aumento demográfico de estos años que la Iglesia decide  no seguir compartiendo sacerdote con Pedro Muñoz como se hacía casi desde 1500 y ampliar el crucero de la iglesia para dar cabida a todos los fieles.  
  En otras ocasiones la peste o las fiebres tercianas, la propia lucha entre los poderosos del pueblo y entre labradores y ganaderos hicieron  que la vida social de estos años fuese muy agitada.
 

DESAMORTIZACIÓN Y FINAL

El final de la encomienda  se producirá con la desamortización de Mendizábal, aún así tenemos datos que avalan que siguió funcionando como  encomienda hasta la llegada de los franceses, por ejemplo, sabemos que en 1803 se cedieron para la construcción de la Iglesia 1900 reales en concepto de medias anatas y hay constancia  de la visita de la familia del comendador al pueblo para ver las obras.
Tras la Guerra de La Independencia se abolió el Estatuto de Bayona, éste eliminaba los privilegios a los nobles, por tanto, éstos pedirán que  se les restituyan las rentas no cobradas en estos años de invasión francesa; se reclamará en tres ocasiones al pueblo, dos para que les paguen las rentas y otra por especificar que ha pagado de más.  
Durante la Guerra de la Independencia se vendieron los montes de la Aldea (recurrida en 1.817) y El Coto; más tarde, en plena guerra Carlista se venderán más tierras de El Monte para pagar el amurallamiento de la villa. Posteriormente se venderán más tierras para reparar el Ayuntamiento.
En estos años, Pedro Prisco Ramos, se enfrentará a los concejales y al alcalde del pueblo desde La Villa de Don Fadrique, lugar donde ejercía el cargo de secretario, y ganará el pleito a sus contrincantes y pujará por las tierras en litigio quedándose no sólo con las tierras de la encomienda sino que también comprará las de El Monte; tal fue su ascenso que decidió volver a vivir a Miguel Esteban actuando como notario de lo público. Era el fin de la encomienda tal y como la habían conocido.


Fuentes archivísticas consultadas




1.Fuente A.H.S. CJH. Legajos 1495 y 1402.
2.Relaciones Topográficas o Descripción de los pueblos de España: 
   – Real Biblioteca del Monasterio del Escorial, Mss. J.I.12 al 18.
   – Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Mss. 9/3954 al 60. 
   – Archivo General de Palacio. Madrid, Ms. II/2589, n.º 2, ff.49-270. 
   – Archivo General de Simancas, Estado, leg, 157-103 y 104


3.Diario oficial de avisos de Madrid nº 53 23 de diciembre 1850.

4.Diario de Madrid nº 2587 del 23 de abril de 1842.

5.Catastro de Ensenada, A.H.P.T.

6.Interrogatorio de Tomás López.

7.Archivo de la Chancillería de Granada, sección Hidalguía.

8.Archivo Histórico Nacional.


BIBLIOGRAFÍA




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  • Campos y Fernández de Sevilla;F. Javier.Las Relaciones Topográficas de Felipe II:Índices, fuentes y bibliografía. Real Centro Universitario «Escorial-María Cristina»San Lorenzo del Escorial

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  • Ruiz Castellanos Alfonso  El Gran Priorato de la Orden de San Juan De Jerusalén en el Reino de Toledo: La Red Limitánea en la Documentación de los siglos XII -XIII. 2004

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  • Porras Arboledas, Pedro Andrés. El Origen del Real Consejo de las Órdenes de José López Arguleta.

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